lunes, 27 de abril de 2009

món feliz New age


- Vamos Javos seguiremos el camino, parece que lleve a algún sitio.

- Ok man!

Así que empezaron a andar, aquel bosque era de cariz oscuro y emanaba sonidos extraños.

- ¿As oído eso senpai?

- ¿El que? Yo no he oído nada

- Que si, eran los gritos de una chica al morir asesinada brutalmente.

- ¿Pero que dices? A ti ver a sapos que hablan te a afectado al cerebro.

- Que no, ¡que es verdad¡

El sonido se fue acercando a ellos cada vez mas, una voz que chillaba Noooo! porfavooor!

- Ostras si que lo oigo y se va acercando – Dijo Deverman.

- Pero, que le pasa a la chica ¿la van matando y destripando mientras corre?

En aquel momento se acercó mas los gritos, mucho, nuestros amigos querían saber que pasaba,

Los arbustos se movían, se estaba acercando, estaba allí, apunto de asomar.Nuestros amigos miraban la vegetación atónitos hasta que salio.

-Ehh, esto es un pollo- Dijo decepcionado al ver una especie de pollo anaranjado pero de color verde.

- ¿Pero el no hacía el ruido verdad? – Dijo Deverman.

- No creo.

En aquel momento el pollo abrió la boca y cual fue la sorpresa de nuestros amigos al oír que de su boca salían las palabras: Noooo! Por favooor!

- Será posible! Ha cortado la emoción!- Exclamo Javos enfadado.

- Si- Dijo Deverman enfadado.

Los dos se miraron villanamente y luego procedieron a regalarle al pollo anaranjado pero de color verde una mirada de odio y crueldad, el pollo trago saliva.

Le dieron una paliza, lo ataron, con una cuerda y se lo llevaron, aquella noche el pollo se convertiría en su cena.

Así pues con el pollo a cuestas prosiguieron su camino, caminaron un rato mientras contaban chistes malos y reían de ellos, hasta que llegaron a un puente por encima de un espeso río.

Allí, en medio del puente, había un tipo muy musculoso con grades barbas y bigote, llevaba un martillo a dos manos que hizo golpear contra el suelo.

- Quietos forasteros! Si queréis pasar por mi puente tendréis que pagar!

- Bueno, bueno, que oso tan gracioso- Dijo Javos.

- ¿Eh niñato a quien llamas oso? – Dijo el malvado hombre del puente.

- ¿Y tu a quien llamas niñato oso?

- Aaaa callate niño – Dijo el hombre malvado enfadado.

- Bueno voy a despacharlo rápidamente, apártate Javos. -Dijo Deverman apartando a Javos de su camino y a proceder a ir al medio del puente para tumbar a aquel hombre.

- Nooo senpai! Déjame a mi! Porfaaaa!

- No, que quiero pegar a alguien ya, que llevo tiempo sin desfogarme.

- Jooo, venga ¿porque solo tu puedes pasártelo bien?

- Mmmmm valeee, ve y enséñame lo que has aprendido.

- Tranquilo ahora acabo.

- Seréis maleducados – Dijo el hombre con mucha rabia interior.

Javos cruzó el puente muy tranquilo, hasta que llego delante del hombre.

El hombre inquieto, trago saliva e dijo:

- Morirás insolente niño.

Javos se rió, en 5 segundos se quedo callado mirando al hombre y de repente le dio un puñetazo en toda la cara.

El hombre salio atrás, saltando un metro, mientras caía le fluía la sangre de la boca, le saltaron dos dientes y el maxilar inferior se le desplazó de la boca.

Cayó al suelo inconsciente.

- Bien hecho Javos. – le felicitó Deverman.

- Ha sido fácil, demasiado para mi gusto. – Dijo Javos satisfecho.

- Jejej venga, vamos campeón.

Continuaron caminando hasta que se puso el sol y acamparon en un claro del bosque, donde encendieron una hoguera y cocinaron aquel pollo anaranjado pero de color verde, que para su sorpresa estaba tremendamente delicioso. Al día siguiente reanudaron su camino y antes de medio día llegaron a la ciudad que vieron al llegar a aquel mundo, todo el mundo les miraba de una extraña manera, apartándose de ellos y girando la cara si les miraban, Deverman estaba extrañado y le pregunto a Javos su opinión.

-¿Qué crees? – dijo este – ver a un hombre encapuchado y llevando solo unos calzoncillos no creo que sea algo habitual en un mundo así.

- Cierto – dijo Deverman.

Avanzaron por la ciudad hasta que llegaron a lo que parecía ser una sede central, una vez allí entraron y vieron una estancia enorme con una mesa en el centro y nada más. Sentado detrás de ella había un hombre calvo con todos los dedos metidos en la nariz.

- ¿Qué queréis? – preguntó el hombre.

- Nada especial – contestó Javos – solo queremos saber donde esta el gobernador para cortarle la cabeza.

- ¡¿Queeeeeeeeeee?¡ - grito el hombre asustado – no digáis tonterías, no podéis hacer nada contra él.

- Eso ya lo veremos – dijo Deverman - ¿Dónde esta?

- Pues creo que estará en el castillo que hay en el otro lado del continente, como siempre.

- Aix – dijo Javos – pues adiós.

Y sin decir nada abrió una puerta dimensional para ir al otro lado del continente, al salir por el otro lado vieron un castillo con forma de mierda caracolada y sin ventanas y entraron en el, dentro era muy extraño, era como si las paredes estuvieran construidas con forma de mierda caracolada y eso les desconcertó, pero delante de ellos había un grupo de diez hombres y se centraron rápido. Entre ellos estaba el hombre del puente que se giró con miedo hacía el hombre más bajito del centro gritando “Son ellos, son ellos, ellos me pegaron”

- Interesante – dijo - ¿Qué queréis?

- Uhmmm, no se – dijo Deverman - ¿os apetece jugar al escondite?

- Oh siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii – exclamo Javos – yo quiero jugar quiero jugar.

- vale - dijo el hombre – vosotros paráis y nos buscáis.

- Perfecto – dijo Deverman – Contamos hasta 100 y empezamos, uno, dos…

Los diez hombres se escondieron por el castillo y al llegar a cien Javos y Deverman se prepararon para buscarlos. Deverman iba dando volteretas por el suelo cantando la canción del barquito chiquitito esperando encontrar a alguien mientras Javos se sentó en el suelo y cerró los ojos. Tres coma tres periódico segundos después abrió el ojo derecho y las paredes del castillo de mierda encaracolada desaparecieron arrastradas por una extraña brisa.

- Os encontré – dijo Javos con una malévola sonrisa que hizo volver el aire denso de terror.

- Joder Javos – dijo Deverman con las piernas y manos cruzadas poniendo morritos como un niño pequeño – aun no había acabado la canción.


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