domingo, 30 de noviembre de 2008

Callado

Quisiera poder explicar, afrontar
Lo que hay dentro de mi
He tenido que morir
he tenido que matar
Sin esperanzas avanzar

He seguido el camino
Largo tiempo resignado
Malbendita fortuna
A ti me ha llevado

Y no se si te he perdido
Por retener una respuesta
Por sucumbir al miedo
Decir no se que decir

Porque si, es cierto
tienes un simil para mi
Sol,o aquel
que puede ocultar lo igual a el

lunes, 24 de noviembre de 2008

El señor de wind-night

Ala, cuando querais perder el tiempo miras aqui abajao que hay algo colgado, creo.
Ah, no os preocupeis que pienso en vuestro tiempo muerto y poco a poco caeran nuevas alucinaciones de este ehm... ser.

Bruma

Una espesa bruma cubría el parque a altas horas de la noche. La luz artificial de las farolas le daba un aire fantasmal, tiñéndola de un naranja que parecía rodear todo el mundo. Un joven paseaba junto a su perro absorto en sus pensamientos, dando vueltas sin rumbo fijo. Mientras caminaba un brillo metálico se poso en su estomago arrojando sus pensamientos al fondo de su ser, como si nunca hubieran estado allí.

Al alzar la cabeza vio a dos hombres tapados hasta la nariz, con unas pupilas demasiado dilatadas para la cantidad de luz del ambiente. Antes de que dijeran una palabra el joven se giro hacia su perro y vio como gruñía, enseñando la dentadura listo para atacar.

- Vete a casa – dijo - ¡Ya!

A dicha orden el perro empezó a retirarse lentamente, caminando hacia atrás, con sus dientes al aire, hasta que se perdió en la niebla.

- Bien hecho – dijo el hombre de la navaja – Ahora vas a darme todo lo que lleves encima.

El joven hizo lo que le pidieron y espero a perderlos de vista. Mientras volvía sobre sus pasos observo el rastro de su perro sobre la hierba mojada, hasta que, parecía dar un rodeo y volver en la dirección en la que se fueron los dos individuos. Temiendo que fuera a su encuentro corrió siguiendo las huellas cuando, arrastrado por el viento, llego a el un grito.

En ese momento la niebla desapareció de sus ojos, en ese momento aquello que habitaba en el volvió a ver la luz. Frente a sus ojos se alzaban aquellos hombres y una chica yacía a sus pies. Entonces vio que su perro tenía una mano presa en su boca y supo que sucedía pero, a pesar de haber despertado su cara oscura, no fue lo bastante rápido, la navaja que se había posado en su vientre se hundía en el cuello de su compañero. En un instante se planto entre los dos hombres y el cuerpo inerte de su mascota y, al ver que había expirado su último aliento, alzo la cabeza y grito, rugió y aulló a la vez.

Cerró los ojos del perro y se levanto, girándose lentamente, para colocar sus ojos infundados de odio sobre los atacantes.

- No os podías conformar – dijo – No teníais bastante. ¡PUTA ESCORIA! Tenias que seguir jugando a creeros con derecho a todo. Pues esta noche os eis equivocado, os iba a dejar marchar, pero ahora, ahora…

Los dos hombres temblaban paralizados por el terror, sin saber si lo que estaba frente a ellos era un hombre o la peor bestia imaginable. Cuando uno de ellos pudo reaccionar intento sacar la pistola que llevaba oculta en el bolsillo de la chaqueta, pero era demasiado tarde, con las manos manchadas de la sangre de su fiel mascota el joven apago las llamas de la vida de esos hombres.

Cuando se hubo calmado un poco volvió junto a su perro, y de rodillas hundió la cara en las manos impregnadas de sangre seca y las lagrimas empezaron a brotar. Entonces dos manos le alzaron el rostro y sus ojos se cruzaron con otros grises que le hicieron parecer por un instante que nada era real.

- lo siento mucho – le dijo la chica – pero siempre le estaré agradecida, me ha salvado.

El joven volvió a mirar a su mascota y, al subir la mirada, se perdió en esa infinita marisma gris, donde por primera vez en su larga vida, no vio el monstruo que era reflejado allí.

Angel de muerte

La noche era fría, el chico estaba sentado en una silla de mimbre con la mirada perdida en la lluvia que caía sin parar. Las nubes se habían vuelto de un naranja grisáceo a las luces de las farolas. Por la ventana abierta llegaba una leve brisa de aire purificado por el agua que se había llevado todo lo malo que contenía. Mientras tenía la mirada perdida en ese aguacero, una pluma negra cayó delante de él por la ventana. Pudo ver como los cuervos se concentraban en el edificio de enfrente, con sus ojos fijos en él. Sabía que el día había llegado, después de dos años de agonía por fin descansaría en paz. El momento no se hizo de esperar, en unos instantes el aleteo se sintió y una oscura figura se presentó ante el.
Llegas tarde - dijo el chico.
Con una sonrisa miro al ángel cubierto por el manto oscuro mientras su guadaña le decapitaba. Entonces con una extraña sensación viajo a través de un mundo oscuro donde en cada pared las caras de los malhechores sufrían una agonía incesante. Sin previó aviso el trayecto acabo y delante suyo la figura de una mujer le miraba fijamente con unos ojos verdosos y penetrantes.
¿Sabes donde estas? - le preguntó la mujer.
Muerto - respondió el chico mirando a su alrededor, esperando ver llamas y todo tipo de demonios esperando para torturarle, pero nada de eso se advertía, solo era una sala vacía, excepto por la mujer.
Eso es obvio - dijo esta - pero la pregunta es si sabes que lugar es este.
Supongo que el infierno - dijo el chico.
No seas absurdo - dijo ella - eso no son mas que patrañas inventadas por una especie que tiene miedo a la soledad del universo. Esta es la sala de los juicios, aquí se decidirá cual es tu destino.
¿Pues a que esperas? - le dijo él.
No tengas prisa por ir allí donde debes - empezó ella - porqué puede que llegues a desear no haber ido nunca. Pero si es lo que quieres analizaremos tu vida y veremos que te espera.
La mujer puso los ojos en blanco y así permaneció unos minutos, asta que aquel iris verde volvió a clavarse el los ojos del chico, como cuchillos abriéndose paso a través de ellos para llegar al fondo de su ser.
Tu destino es difícil de decidir - dijo ella - pocos casos como el tuyo se han dado en toda la historia, muy pocos han podido conjurar al ángel de la muerte. Puesto que no se te esperaba tan pronto en el mundo de los muertos te daremos dos opciones a elegir. La primera es que vuelvas al mundo de los vivos y continúes con tu vida, la segunda es que pases las pruebas para convertirte en el tipo de ángel que tu quieras.
¿cualquier tipo de ángel? - pregunto él intrigado.
Pues cogeré la segunda opción.
Que así sea.
La noche era oscura y un hombre caminaba despacio fumando un cigarrillo. El sonido de un cuervo le sobresaltó, entonces miro la pared del muro y vio que muchos se habían concentrado allí. Entonces el ruido de un aleteo se sintió a su espalda. Se giro y vio como el ángel le miraba con una sonrisa en la cara mientras su guadaña le decapitaba.

El cazador de rayos

Era una noche estrellada, aunque poco se podía apreciar en el bosque, las luces intensas de la ciudad las eclipsaban. Pero esa noche no era solo la ciudad, una gran masa nubosa acechaba desde al lejanía, iba a ser una noche ruidosa, ya que pequeños destellos azulados se vislumbraban en las alturas de la tormenta. El chico se fijaba en ellas y sin percatarse de ello llegó a una vieja cabaña que hacía tiempo quedó desabitada, pero de ella salía luz entre las maderas que tapaban las ventanas. Se acercó sigilosamente para ver quien había allí. Al llegar a la puerta escuchó las voces de unos chicos que intentaban explicar alguna historia que les metiera el miedo en el cuerpo. Llamó a la puerta y todos callaron, él entró sin esperar respuesta y les avisó de que una gran tormenta se dirigía hacia allí. Aprovechando la ocasión uno de los jóvenes empezó a hablar.
¿Habéis oído la historia del hombre que persigue las tormentas? - preguntó
sí - respondió otro - el loco que va con un arco.
El mismo - dijo el primero.
Yo no - dijo el último chico.
Es un hombre que va viajando por todo el mundo persiguiendo tormentas - empezó el primero - lleva puesta chaqueta de cuero negro que brilla como si siempre estuviera mojada. Lleva colgado un kayak en la espalda lleno de flechas y siempre el arco en la mano izquierda. No lo ha visto mucha gente pero dicen que tiene el ojo derecho completamente blanco y su ojo izquierdo tiene el iris rojo. Tiene una barba de dos semanas y unas orejas puntiagudas que intenta ocultar con un pelo hasta la nuca ondulado y un sombrero negro. Es un tío que esta loco, dicen que persigue las tormentas y dispara flechas a los lugares donde caen los rayos.
En ese momento un rayo cayo cerca y creyeron ver la silueta de un hombre que le s asusto. El segundo chico se acercó a la ventana y dijo que no era más que un tronco cortado a la mitad con dos ramas.
Bueno es hora de que os vayáis - dijo el chico que había entrado.
Estoy de acuerdo - dijo la única chica que había allí.
Cuando se levantaron para irse algo golpeó la pared y subió al tejado de la cabaña. Todos se miraron entre ellos y el chico les dijo a los cuatro con una sonrisa en la cara.
Ahora ya no podéis.
¿Qué coño es eso? - preguntó el primer chico.
Ese "loco" como decís vosotros - empezó - no esta tan loco. No persigue a las tormentas, persigue a lo que cae de ellas. Muchas tribus primitivas y grandes culturas de los tiempos antiguos ofrecían sacrificios a los dioses para que lloviera. Dejaban al sacrificio en la región donde querían que lloviera y entonces llovía. Cuando volvían después de la lluvia encontraban al cadáver con un gran agujero en el pecho y sin corazón. Un día un niño se perdió y acabó junto a un sacrificio. El niño vio como caía un rayo junta al sacrifico y aparecía una criatura monstruosa. Esta abría el pecho del sacrificio y le arrancaba el corazón con este vivo. El niño creció y su vida estuvo marcada por aquella visión. Se dijo así mismo que mataría a una de aquellas criaturas y demostraría a los demás que no había dioses que dieran lluvia, solo unos monstruos que buscaban comida. Llegado el momento preparó un arco y una flecha y se dirigió a al lugar donde se ofrecería el sacrificio. Espero durante oras escondido, y cuando el rayo cayó vio crecer del suelo esa horrible criatura. Antes de que pudiera atacar al sacrificio le lanzó una flecha que le atravesó la cabeza. Para su desgracia el monstruo desapareció al morir. Se acercó para asegurarse de que el sacrificio estaba bien. Al mirar a los ojos de aquel la hermosa chica se quedo ensimismado. Esta le miro con sus grises ojos con una expresión de eterno agradecimiento. Los dos se marcharon a un bosque que había cerca de la región. Allí crearon su hogar, el siguió matando a esas criaturas y en aquella zona se atribuyo a los dioses que ningún sacrificio muriera. El "loco" es descendiente de ese hombre y sigue con la misión de su antepasado. Pero hoy no a llegado a tiempo y vuestros corazones servirán de alimento para esta criatura a la que llamaron "demonio".
En ese momento se siento un rugido ensordecedor se oyó cerca haciendo que los cuatro amigos temblaran de miedo. Entonces el chico empezó a reírse a carcajada limpia diciéndoles que todo eso era una historia fantástica que no tenía nada de real, ante lo que los demás se enfadaron sintiéndose entupidos. Entonces todos se fueron de camino a la ciudad y el chico marchó con ellos separado unos metros. Al poco rato de camino cayó un rayo en las cercanías y miró hacía el lugar donde había caído. Al hacerlo vio al cazador de rayos a quien saludo con la mano y el cazador respondió agachando el ala del sombrero con la mano. Entonces cogió una flecha y la lanzó por encima del chico acabando con el demonio que le iba a atacar. El chico continuo caminando viendo como el cazador se alejaba y pensando "aún será verdad que mi hermano esta loco".

Lagrimas de estrellas

La noche era estrellada, mirara donde mirara no alcanzaba a ver ninguna nube. Desde la montaña se podían ver perfectamente las estrellas, pero al girar hacia el sur todo cambiaba. Las luces de la ciudad creaban una burbuja lumínica eclipsando la tenue luz de las constelaciones de la zona. El hombre que estaba sentado en la cima daba la espalda a ese lugar lúgubre y tenebroso, pese a la artificialidad de aquellas luces que disfrazaban la realidad. Él adoraba la noche, las luces que se vislumbraban en ella, siempre iguales, ajenas a todo lo que sucedía en esa tierra oscura, dejando constancia de su existencia siglos después de su fin. Solo allí era capaz de sentirse calmado, pero siempre llegaba la hora en que tenía que levantarse y girarse hacia las tinieblas iluminadas, debía volver a ese lugar que le había quitado todo aquello que quiso. Ese día también llegó la hora de levantarse, al hacerlo, se dijo en un susurro que ojalá no tuviera que marcharse dejando atrás lo único bello que le quedaba, sabiendo que entre ellas ella le esperaba. Nuevamente llegó a la ciudad y en uno de sus callejones un mano le agarró el hombro. Una voz ronca le pidió todo el dinero que llevara, pero él se resistió, se negó una y otra vez, entonces un frío se incrusto en el interior de su pecho. El hombre se fue corriendo y él cayó de rodillas al suelo. Sabía que ya no había nada que hacer, y tampoco quería que lo hubiera. Se quedó allí de rodillas notando como la sangre corría por su espalda. Se giró para mirar al cielo, para ver como su cara sonriente le acogía en su morada eterna, donde podría al fin recobrar su felicidad pero, lo único que vio fue una farola y supo que no la volvería a ver. Entonces una lagrima recorrió su mejilla.

Espejo de la avaricia

Esta es la historia de un hombre que miraba al cielo, creyendo ser dueño de el. Por eso cada vez que su mente volvía a la realidad provocaba una desestabilizad en su ser interior, llenándolo de amargura y frustración. Él creía que su vida no valía nada, era una persona modesta, tenia un titulo universitario, un empleo bien remunerado, una casa propia, pero nada de eso lo reconfortaba, él quería más, necesitaba más, tenia que ser el pastor que guía a los demás, el ser que pone un pie delante del otro, sin rumbo, sin destino, pero el que elige donde ponerlo. Cada mañana al mirarse en el espejo, creía que allí estaba la solución, pasar al otro lado. El espejo siempre le devolvía una imagen esplendida, ese hombre no podía ser él, tenia que ser otro con una vida mejor. Cada día posaba una mano sobre el cristal, esperando que este cediera a su mano dejándole paso a esa mejor vida. Hasta que un día el espejo se abrió para él, como quien toca con la mano una superficie acuática unas ondas salieron de la punta de sus dedos, hundiéndose en un mar de cristal que le llevaría a un mundo mejor. El proceso fue rápido, extraño, antes estaba a un lado, ahora en otro. Pero algo no parecía ir bien, aquello no era lo que el espejo mostraba, aquel lugar era ruinoso y tétrico, solamente iluminado por unos tenues rayos de luz que penetraban en la estancia a través de agujeros en el techo y las ventanas entablonadas. El espejo devolvía una imagen de alguien en un estado penoso, con una larga barba y la ropa llena de jirones. Empezó a golpear el cristal del espejo, tenía que llegar al lugar que este le mostraba día a día. Así pasó oras delante de un espejo comido por las rayas que denotaban su mal estado, hasta que reconoció el hombre que él espejo solía mostrarle, no mostraba nada distinto, era él mismo, pero su avaricia le hacia creer que era peor que él mismo, tenia que mejorar, o ir al lugar del otro lado del espejo, y ahora por avaricia yacía en el suelo de un lúgubre baño consumiéndose lentamente hasta el final.

Reflejo sombrio

Un fuerte ruido le despertó en mitad de la noche. Se levantó y miró por toda la casa sin hallar signos de vida. Confundido pensó que todo había sido una pesadilla que no lograba recordar, la cual le despertó de improviso. Acto seguido se dirigió otra vez a su habitación, cunado escuchó una voz que le llamaba. La voz procedía de la sala de estar, pero solo hacía unos instantes que había mirado en ella, sin ver nada. Se dirigió intrigado hacia ella, ¿era posible que no hubiera visto nada pese a estar allí?. Al llegar vio una sombra sentada en el sofá, pero cuando llegó a el no había nada. Nervioso pensó que su mente le estaba jugando una mala pasada, pero escucho una risa detrás suyo. Se giro velozmente y allí estaba la sombra, era la silueta de una persona, apoyada contra el marco de la puerta.

- ¿Qué significa esa cara? – dijo la sombra con una extraña voz distorsionada.

- ¿Qui… quien hay ahí? – preguntó el hombre temeroso.

- Solo alguien – empezó la sombra – alguien que ha venido a ayudarte. Tu me has llamado, tu me necesitas. ¿verdad que eras tu el que decía que no podía seguir con su vida? Yo soy la solución al problema.

- ¿Qué? – volvió a preguntar el hombre, notando como un escalofrió le subía por el brazo, estaba empezando a ser presa del miedo, estaba pavoroso.

- Vaya preguntas haces – dijo la sombra – no me extraña que no hayas hecho nada derecho en tu vida. ¿Y tu te preguntabas porqué eras incapaz de hacer lo que te proponías? Mírate bien, no tienes voluntad para nada, no puedes hacer nada, das asco. Así has acabado. Mira bien tu alrededor, todo es un desastre, esta casa apesta, al igual que su dueño. Lo que de verdad me extraña es que aun camines por estas tierras, ¿dime como lo has hecho para llegar asta aquí?, tienes una edad considerable para alguien como tu, sin contar que no te han declarado incapacitado mental. Pero ya me estoy yendo por las ramas, como te he dicho antes soy la solución a tus problemas, y cuando la sepas veras lo fácil que es. Y es hora de que dejes de soñar con la cima, porqué eso solo te lleva al abismo.

- ¿Quién eres? – dijo el hombre temblando en la oscuridad.

La sombra se movió, caminaba lentamente hacia él, y aunque solo tardó un instante, a él le pareció eterno. La silueta se paro delante suyo, poco a poco, las nubes se movían, dejando entrar la luz de la luna en la sala, iluminando poco a poco a aquella sombra, hasta que le iluminó la cara, dejando al hombre mirándose en un espejo. Entonces lo comprendió todo. Se dirigió a la habitación, abrió un cajón y después todo fue oscuridad.

Destino plasmado

Era más de media noche, no había estrellas en el cielo, solo una maraña de nubes que separaban el pueblo del resto del mundo, rodeándolo, introduciéndolo en un ambiente terrorífico. Se movía un viento helado que mataba las desprotegidas plantas de los jardines del vecindario y que poco a poco se introducía por la ventana de la casa más aislada del pueblo. Era una construcción antigua, la valla estaba medio derrumbada, al igual que la parte lateral derecha de la casa.

Hacia años que nadie vivía en ella, lo cierto es que en el año 2103 los pequeños pueblos montañeses como esos era casi inexistente, pero ese era uno de los últimos, un lugar habitado por familias dedicadas al arte, de todo tipo. Una de las familias que Vivian allí eran los Hernández. El señor Juan Hernández era un escritor, hacia diez años que se fue a vivir allí ,con su mujer y su hija pequeña, atraído por la paz y los paisajes que le ofrecían aquella zona, montañas pobladas de bosques en sus pies y áridas y afiladas rocas que se extendían hacia las heladas cumbres, todos los meses vestidas de un blanco deslumbrante a la luz del sol, los pocos días que por allí asomaba.

Juan había escrito tres grandes novelas desde que vivía allí, todas ambientadas en una zona rural del siglo XVIII, donde unos extraños seres que habitaban los bosques colindantes acababan con la vida d los pueblerinos, hasta que, como en toda historia de ese estilo, encontraban la manera de expulsarlos y traer paz durante uno años.

Unas semanas atrás un anciano del lugar y buen amigo de la familia le contó la historia de lasa casa en ruinas. A finales del siglo XX llegó al lugar un joven de unos 25 años que quería llevar una vida alejada de la ciudad y sus problemas. Dicen que utilizo la parte de atrás para plantar verduras y poner un corral con lo que se alimentaba. No tenia problemas con nadie puesto que era muy reservado y nunca recibía visitas, pero cuando llevaba allí cinco años llegaron al pueblo una pareja joven que se dirigía a su casa. Eran las 4 de la mañana cunado se escucharon dos tiros en aquella casa, seguidos de un chillido aterrador que hacia helar la sangre, aquellos que lo escucharon dijeron que no era un chillido humano, pero como siempre las historias se vuelven más fantásticas con el tiempo, esa era la razón por la cual Juan escribía historias de hacia siglos. Poco después de ese chillido se inició un incendio en la casa, que acabo derrumbando la parte derecha de la construcción. Cunado consiguieron apagarlo dicen que no se encontró rastro alguno del joven ni de sus visitantes, pero ambos coches seguían allí.

Ahora en ese ambiente de novela Juan se encontraba delante de la casa, dispuesto a entrar en ella con la intención de utilizar aquel joven como personaje de su nueva novela, persona reniega del ser humano, viajando a un pueblo alejado de la civilización donde utiliza animales criados por él para matar su alma convirtiéndose en algo distinto.

Al entrar en la casa puedo oler el olor a quemado, había una montaña de polvo acumulado a través de mas de cien años ya que nadie del pueblo se atrevía a entrar, atemorizados por la superstición de que el espíritu del joven seguía allí. No se podía ir a la derecha, por lo que se dirigió hacia la izquierda. Al abrir la puerta se encontró con una biblioteca. Había una gran cantidad de libros en las estanterías y tirados por el suelo, pero al mirar hacia la mesa central vio un libro y unas hojas. Al abrir el libro se percató de que se trataba de un diario, concretamente del diario del joven.

Tras leerlo pudo entender que fue lo que condujo al desastre ocurrido a final del siglo XX. Aquel joven se creía traicionado por sus dos amigos, un chico y una chica. Él estaba enamorado de su amiga, pero ella del otro chico. Un día el joven los vio juntos y cogidos de la mano mientras el fue a coger unas bebidas, con lo que decidió irse lejos de la ciudad. La pareja fue a verle para invitarle a la boda, ante lo que él escribió lo que pensaba hacer, por la noche los mataría a los dos, prendiendo después fuego a la casa para que el alma de la mujer que amó fuera a un buen lugar mientras que la suya seria castigada por el crimen cometido.

Acto seguido cogió las hojas y empezó a leerlas. Era una historia. La historia empezaba “Era más de media noche, no había estrellas en el cielo, solo una maraña de nubes que separaban el pueblo del resto del mundo …”.

Desesperado por la idea que su vida no fuera más que la ultima invención de un desequilibrado mental Juan salió de la biblioteca. Se dirigió a su casa donde cogió un cuchillo con el que mató a su familia, prendiendo fuego a la casa para que sus almas fueran a un buen lugar y la suya fuera castigada por el crimen cometido.

El bosque de las ilusiones frustradas

EL BOSQUE DE LA ILUSIONES FRUSTRADAS I

Cuando despertó en su habitación una extraña sensación le recorría el cuerpo. ¿Había sido real o solo un sueño? Se levantó y se dirigió al servicio a lavarse la cara con agua fría, y al mirarse en el espejo advirtió que todo lo soñado había sido real. En su mejilla izquierda se podía ver el arañazo que le había propinado ese ser infame. Estaba estirado en su cama cuando de repente sintió despertar en un lugar extraño para él. Estaba en una especie de bosque con árboles cuyas copas no se alcanzaba a ver, el suelo era todo barro y se advertían bultos en movimiento constante. Creía que estaba en un laberinto de árboles y rocas de formas amenazantes. Cuando dio el primer paso todos aquellos bultos cesaron el movimiento. Durante unos segundos todo estuvo en silencio y entonces, como reaccionando a un señal todos se dirigieron hacia las raíces de los árboles. Una vez todos estuvieron bajo cada árbol estos empezaron a moverse y a producir sonidos de tal intensidad que tuvo que encogerse y taparse los oídos con las manos. Y fue entonces cuando todo volvió a detenerse. Nada se oía excepto unos pasos de algo que se acercaba. Cada paso sonaba más fuerte que el anterior y a cada uno el suelo vibraba con una gran intensidad. Entonces tres árboles se apartaron y apareció aquel ser con cara de lobo y un gran cuerpo descompensando, con cortas piernas y unos brazos tan largos que acariciaba el suelo con las puntas de los dedos. Durante un instante los dos se observaron y con un rápido movimiento le acertó en la mejilla izquierda lanzadole varios metros hacia atrás. Al caer contra el suelo aquellas cosas que se movían por el suelo salieron y como un destelló plateado le apretaron los pies apresándole. Entonces aquella chica que brillaba cual galaxia se le acercó con aquella tez blanca que hacía destacar el rojo de sus labios con aquella nariz pequeña y los ojos marrones de los cuales se podía ver la pena que le atormentaba se le antojo a un ángel con el pelo completamente liso que le caía sobre la cara contrastando el blanco con el mas negro color. Aquella hermosa chica le pidió que cerrara sus ojos y deseara marcharse de allí, pero él no podía hacerlo, se había quedado embaucado por la belleza de la mujer que le miraba fijamente. Aquel ser se dirigió hacia ellos y al ver la preocupación en los ojos de la chica cerró los ojos y se despertó en su habitación. Al recordarlo todo se miró los pies y pudo ver la marca que le habían hecho aquellas criaturas plateadas. Y de repente se puso a pensar en que lo podría haber pasado a la chica que le sacó de allí al encontrarse con aquella extraña criatura.

EL BOSQUE DE LAS ILUSIONES FRUSTRADAS II

Pasó dos semanas sin pensar en otro cosa que en aquella chica, distrayéndose de las cosas que debía hacer. Sin siquiera saberlo la visión de la chica le había borrado de la memoria todo lo que había sufrido con otra chica del mundo real, que al verla por la calle le pareció que no era ni la mitad de lo que la chica de su sueño. Y entonces en la noche en la que se cumplían quince días de la primera visita al bosque volvió a aparecer allí al dormirse. Sabía que no debía moverse si no quería que aquel ser volviera a por él. Recordó que la chica le dijo que cerrara los ojos y deseara esta en un lugar y eso hizo, deseando estar junto a ella. Al abrir los ojos se encontró con la mirada de quien ocupaba todo su ser desde que la vio. En su cara resbalaban lagrimas pero en sus ojos se veía la sorpresa.

- ¿Qué haces aquí?- dijo con voz temblorosa – nunca deberías haber vuelto a este lugar.

- Pero tenía que volver – dijo él – no puedo dejar que te quedes en este lugar con aquella cosa al acecho.

- Tu no lo entiendes – empezó con un tono de preocupación en su voz – a mi no puede hacerme nada más que mantenerme encerrada en este bosque, tu pudiste escapar, recuperaste la ilusión.

- ¿Que tienen que ver las ilusiones aquí? – pregunto extrañado.

- Aquí lo son todo – respondió ella – este es el bosque de las ilusiones frustradas, el bosque esta lleno de gente cautiva como yo, nuestro cuerpo sigue vivo en el mundo real, pero aquí están nuestras almas. Todo ser que ve como sus ilusiones se frustran viene a parar aquí.

- Pero si yo pude salir tu también puedes – dijo él desesperado por sacar a aquella chica de un lugar como aquel.

- No es tan sencillo – empezó – de aquí solo se marcha el que recupera la ilusión en algo, pero el guardián se encarga de que no podamos.

- ¿El guardián? – preguntó intrigado.

- Sí – respondió ella – el ser que te atacó el otro día, nos ataca si nos movemos para que no podamos huir, pero se encarga de que así sea penetrando en nuestras mentes y recordándonos día a día que nos trajo a este lugar.

- Pero… - empezó pero no pudo acabar porqué ella le hizo un gesto de que le dejara acabar.

- Y recordándolo todo sin poderlo olvidar aunque queramos nos mantiene aquí asta que nos consumimos en la eternidad de la frustración.

- No voy a permitir que pases aquí un día más aunque tenga que enfrentarme a el guardián – dijo él con plena convicción.

Al ver la confianza en aquel chico que había vuelto solo a por ella una luz de esperanza brilló en sus ojos, pero que se desvaneció al sentir vibrar el suelo y ronco sonido de unos pasos muy pesados que iban hacia allí.

EL BOSQUE DE LAS ILUSIONES FRUSTRADAS III

El guardián llegó corriendo arrancando los árboles de cuajó a su paso. Cuando vio al chico allí junto a su presa favorita sus ojos lilas pasaron a ser rojos de ira. Intentó herir a la chica pero el chico con un rápido y sagaz movimiento la agarró por los hombros apartándola del lugar donde se encontraba. Vio como dos de aquellas criaturas plateadas emergían para apresarlo pero las evitó rodando hacía un lado. Cuando otros dos se acercaban a él el guardián aulló y se pararon en seco. Con la cabeza en la superficie pudo ver que aquellos seres diminutos no tenían cara. De repente se volvieron a sumergir en la tierra y todo quedo quieto.

- ¿De verdad creías que podrías sacarla de este lugar enano? –preguntó el guardián con una voz grabe que helaba la sangre escucharla.

- Lo sigo creyendo y lo haré – respondió en chico haciendo uso de todo el valor que tenía.

- Pequeño ser inmundo – empezó el guardián – tu no puedes sacarla de aquí porqué a ella se le frustro un sueño en el mundo de los sueños, no es algo que se pueda remediar como lo tuyo con es chica, ¿cómo se llama?, a si, a…- pero no pudo acabar porqué el chico le tiró una piedra en la boca rompiéndole un colmillo.

En un alarido de rabia se abalanzó contra el chico lanzándolo al aire. Cuando iba a estrellarse contra el suelo puedo ver un gran brazo peludo acercándose a él y todo se volvió blanco.

Cuando abrió los ojos pudo ver que algo parecido a un ángel le había alejado del golpe, pero el primer golpe le abrió una gran herida en el estomago por donde no para de salir sangre. Se encontraba en brazos de la chica y el ángel tenía la mano en su herida de la cual salía una luz cegadora que estaba sanando la herida.

- ¿Qué ha pasado? – preguntó al ver que el guardián intentaba acercarse pero salía disparado hacia fuero de lo que parecía un campo invisible.

- Ella a recuperado la ilusión del sueño que le pareció frustrado al verte caer hacia la garra de el guardián – dijo el ángel – al hacerlo me he visto obligado a salvarte porqué es mi deber como ángel de los sueños.

- Pero… - empezó el chico pero se vio interrumpido por el ángel.

- Se lo que estas pensando – dijo – existe un dios, un diosa para ser exactos. Su nombre es NADA y ella lo creó todo en el principio de los tiempos. Creó ángeles para todo lo que podéis imaginar, pero algunos se volvieron mezquinos, y como el guardián perdieron las alas y adoptaron formas para producir miedo y el mundo que se les entregó se pudrió tal como puedes observar en este. A estos ángeles caídos los llamáis demonios pero en el mundo de NADA se los conoce como “ruantor” traidores en vuestro idioma. Como había un mundo asignado a cada cosa ocurrida en la vida al morir se va al mundo del ángel o ruantor de aquello que en vida se haya creído como lo más importante. Las almas que acaban en mundos de ruantor y no consiguen escapar antes de la muerte física se quedan en ese mundo pudriéndose por toda la eternidad. En cambio los que van al mundo de un ángel con el tiempo acaban en el mundo de NADA donde olvidaran todas las penas y podrán vivir sin estar atados a nada, a no ser que entre dos personas se haya atado un lazo que las vincule para la eternidad. Y ahora a llegado el momento de que os marchéis al mundo real y viváis buenos tiempos hasta que os presentéis ante NADA y decida si habéis mantenido un lazó atado en este bosque de las ilusiones frustradas.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Confesiones en las sombras

A continuacion os dejo una antigua historia, relato o borron espero que os deje indiferentes.

Estaba allí sentado en su sillón de terciopelo el señor de la casa. En su mano derecha a forma de garra sujetaba una copa de coñac mientras leía un prestigiosa novela antigua. El allí sentado se creía el dueño del mundo, la multitud de propiedades heredadas de su familia de antiguo linaje, las empresas que poseía, los millones con los que contaba le daban un aire de superioridad. Mientras miles de personas malvivían en las calles, muriendo de hambre, de frío, el estaba sentado con el estomago lleno cerca del fuego a tierra, las llamas ondulantes alumbraban las hojas del libro que tenía en la mano, arrugada y vieja, pero cuidada. La parpadeante luz del fuego daba vida a las sombras, que se movían a su alrededor, con aire peligroso, esperando el momento de atacar al viejo. Este o prestaba atención a esos detalles porqué no tenía nada que temer. Oyó una voz en la sala, que resonó entre sus paredes. No había nadie en la casa, él mismo había cerrado la puerta con llave al marcharse el último criado. Estaba él solo en la cavernosa mansión, pero alguien le había hablado. Creyó que fue una imaginación suya y se enfrascó otra vez en el libro. Volvió a escuchar la mima voz que antes. Esta vez había pronunciado su nombre, allí había alguien y le estaba llamando. Comprobó que toda la sala estaba cerrada cal y canto, no había entrado nadie allí. De nuevo volvió al libro y bebió un largo trago de coñac. Por un rato no volvió a escuchar nada, pero esa vez escuchó alto y claro la risa de un hombre.

- ¿Te sientes muy afortunado con toda tu riqueza y esta enorme mansión verdad? – decía la voz.

El hombre se levantó de su asiento, tirando al suelo el libro y la copa de coñac, que se rompió en cientos de trozos repartidos por el suelo. Otra vez volvió a recorrer la habitación, y otra vez más nadie había allí salvo él. Pero la voz la había oído alto y claro.

- ¿No ves lo patético que eres? – decía la voz mientras se reía del hombre que iba de un lado a otro de la habitación.

Seguía sin ver a nadie, no había nadie en la habitación, nadie podía hablarle. Las manos le temblaban y giraba la cabeza de un lado a otro nerviosamente mientras seguía escuchando aquella horrible risa que resonaba por toda la habitación, que penetraba en lo más profundo d su cerebro.

- Tu tienes todo lo que quieres – le decía la voz en tono sarcástico - ¿no es verdad? Tienes todo el dinero que quieres y más, tienes multitud de propiedades, empresas que aún te proporcionan más dinero, tienes a gente trabajando para ti, ¿no es así?

El viejo paró de golpe, todo lo que aquella extraña voz le decía le llamaba la atención ahora. La voz calló un momento y él volvió a mirar a su alrededor. Fue entonces cuando reparó en la sombras, moviéndose a la parpadeante luz del fuego parecían estar acechándole.

- ¿Qué temes? – Preguntó la voz – no tienes nada que temer, tienes tanto poder que eres intocable ¿verdad?, ¿es esta la vida que deseabas?, ¿es así como veías tu vejez?

- ¡Calla! – gritó el viejo desesperado, no quería oír lo que aquella voz le decía, pero no podía evitarlo, esa voz resonaba en el fondo de su cabeza.

- Tu soñabas con una vida mejor, pero durante tantos años te a centrado solamente en tu trabajo que es lo único que e a importado – le decía la voz con voz cada vez más amenazante - ¿no te has preguntado nunca porqué estas siempre pendiente de tu trabajo? Te crees el dueño del mundo mientras lees esos antiguos libros, mientras saboreas las bebidas más caras que puedes encontrar, pero por mucho que te creas tu eres uno de los seres más desgraciados.

- ¡Cállate! – gritaba desesperado el viejo - ¡vete! Déjame en paz.

- Estas solo – gritaba ahora la voz – solo tienes tu trabajo y tu dinero, crees que eres una persona muy afortunada y es todo lo contrario. Tu despreció hacía la gente corriente es tan grande que te has vuelto un viejo huraño, cada noche solo, cada mañana amaneces solo en esta enorme casa que has heredado. ¿pero que le pasará a la casa cuando tu te mueras? No tienes a quien dejarle tus bienes, nunca lo has tenido, no tienes nada, no sabes lo que es el cariño, nunca has tenido amigos, te rodean gentes que están esperando el día de tu muerte, solo conoces a buitres que te despedazaran por conseguir lo que tu tienes. Morirás igual que has vivido, solo en esta mansión sin que nadie lo sepa durante unos días, cuando encontraran tu cadáver tirado en el suelo unos criados de los cuales no sabes ni el nombre. – mientras decía todo esto el hombre veía en su mente todo lo que le contaba la voz - Te parecen unos pobres desgraciados ¿no es así? Ellos son más felices que tú. Solo se preocupan por comer y dormir, pero tienen una vida sencilla. Tu les has proporcionado una pequeña casa en tus jardines, en ella han criado a sus hijos mientras tú solo trabajabas. Tu deseabas que la saga de tu familia continuara durante años, pero acabará junto contigo. Eres el último. Has sido incapaz de amar a una mujer en tu vida y has acabado solo.

La voz calló y ya no habló más, pero el hombre se había quedado consternado por todo lo que le había dicho. No quería aceptarlo, pero sabía que era verdad. Había sido incapaz de formar una familia y de ser feliz por una vez en su vida. Era un pobre viejo desgraciado. Se quedó mirando la cuerda que colgaba del techo.

Comienzo

El titulo da lo que promete. Esto no es mas que el principio de lo que espero sea un lugar que visitar unica y estrictamente cuando ya no se sabe que hacer para matar el tiempo, pues aqui encontrareis relatos, por llamarlos de alguna manera, que no aportan nada, historias vacias sobre gente normal que hace cosas normales. En definitiva, no sacareis nada constructivo de aqui.
No, es broma, ¿os imaginais? no tendria sentido aunque saliendo de mi...