lunes, 4 de mayo de 2009


Pero cual fue la sorpresa de todos al ver que no salía sangre, es mas, ¡no le habían cortado!

- ¡Pero como es posible esto! - Chilló Deverman

- Esto lo acabo yo - Dijo Javos- y fue directamente hacia aquel ser pervertido.

Llego delante suyo, el monstruo lo intentó matar de un golpe de barriga, pero Javos lo esquivó rápidamente, dio un salto i le pegó un puñetazo en la cara, pero no le pasó nada, su cabeza dio una especie de rebote i volvió a su origen.

- ¡Dios! ¿Que haremos ahora? ¡Este tío es de Goma! – Exclamó Javos

- Lo que esta claro es que este ser no es de la tierra – Dijo Deverman

- ¿Pero podréis matarle no? Quiero decir... parecéis fuertes y eso- Dijo Alfor preocupado.

- Si, claro que si, somos los putos amos- Afirmó serio Javos.

- ¿Pero como lo haréis? – Contestó Alfor Caramelito.

- La pregunta es: como lo haremos, y la respuesta: De eso ya no estoy tan seguro – respondió Javos.

- ¡Dios mío! ¡Vamos a morir todos!- Chilló Alfor.

- Cállate nenaza si no quieres que te arree – Dijo Deverman levantando el puño.

- Senpai no le grites así.

- Es que lo estoy motivando.

- Pues vaya manera de motivar.

- ¡Eeeeee! ¡Pero lucháis o que! – Gritó impaciente el falso feerico mientras daba botes i puñetazos al aire.

- ¡Cállate gordo! ahora venimos, déjanos hablar un momento ¿no? A ver si no vamos a poder ni hablar ahora. – Gritó Javos.

- S...si... perdón.

- ¡Ni perdón ni nada, cállate escoria! - contestó Javos enfadadísimo.

- Vaya Javos, últimamente estas mas serio y enfadado. – Dijo Deverman asustado.

- Chicos, ya que es inmune físicamente hablando, por que no lo probáis con magia.- Dijo Alfor iluminado.

- No sabemos magia somos guerreros – Contestó Deverman

- Yo soy guerrero tu eres mas inútil que una mariposa senpai

- ¡Como te atreves a decirle eso a tu maestro!

- ¡Malditos a luchar! – Gritó el hombre de verde dando un puñetazo al lado de los tres héroes.

- ¡Aaaaaa! – Dijo alfor. – Es así de bestia, así hizo huir a nuestro pueblo, solo en dos días, bueno dos mañanas, porque solo nos atacó de día.

Javos, lleno de rabia, subió por la espalda del hombre gordo pintado de verde, mientras Deverman lo distaría esquivando sus puñetazos, subió hasta que llegó a la cabeza.

¡Rebota aquí si tienes cojones! – Dijo Javos, y le dio un puñetazo en una parte de la cabeza que no tenía grasa. Le dolió pero fue inútil, también reboto.

- ¡Maldito hijo de cerda! – exclamó Javos.

El falso feerico comenzó a reír dando botes con el culo mientras se acariciaba la barriga.

- ¡Dios mío! ¡Por Rangnor! ¡Ahora caigo! Chicos venid – Dijo Deverman.

Los tres se juntaron.

-¿Que pasa senpai?

- ¿Ha descubierto algo Sr. pervertido?

- Si – Dijo Deverman mientras el gordo verde reía creyéndose invencible. – Chicos no se como no me había dado cuenta antes-

- ¿Que pasa senpai?

- Este ser no es de la tierra

- Explícate - dijo Alfor C. Arvern.

- Mirad, antes, tu Alfor, has dicho que este ser solo os atacó de día, por lo tanto he empezado a pensar y he dado en el clavo,

- ¿Te has hecho daño? – dijo Alfor preocupado.

- No, tonto, es una expresión.

- Continua senpai

- Entonces he recordado que en un mundo de la Generación Beta, en un pequeño país existen unos seres llamados Falecor. Unos seres que utilizan la luz solar para hacerse invulnerables contra los enemigos, normalmente por la mañana se vuelven poderosos y con una capa considerable de grasa que repele todo lo que se interpone a ellos, y he pensado que el puede ser uno de ellos, ya que también tienen la tradición de pintar su cuerpo desnudo con colores extraños y formas grotescas como hormigas copulando con elefantes o cabras practicando sexo oral con caballos. Por eso es tan poderoso ahora, por que tiene la luz solar que le hace indestructible, pero por la noche…

- Entonces, senpai, nos estas diciendo que…

- Exactamente, tenemos que entretenerle hasta que se ponga el sol, solo así podremos vencerle.

- ¿Pero cuando falta? – dijo Alfor

- Calculo que unas cuatro horas, cuatro horas larguísimas que después se convertirán en una preciosa y deliciosa venganza que consumiremos cuando caiga la noche – Dijo Deverman con una sádica emoción.

Pero entonces ambos se giraron para mirar a Javos que estaba con la cabeza gacha y le temblaba todo el cuerpo, sus compañeros se estaban empezando a preocupar cuando este alzó los brazos apretando los puños y sus pupilas habían sido sustituidas por pequeños fuegos tan ardientes que centelleaban.

- ¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! ¡A entrenar a saco durante cuatro horas! – Exclamó - ¡Súper chachi!

- Si que te ha gustado la idea – dijo Deverman con una sonrisa bajo la mascara.

- Bueno podría desintegrarlo pero este tío es de Alfor – dijo Javos – A demás tengo ganas de hacer ejercicio.

- Pues todo tuyo – dijeron los otros dos a la vez.

Javos se giró y se lanzó corriendo hacia aquel ser verde y obeso con una ansia asesina en la mirada que hizo retroceder a su enemigo. Cuando estuvo frente a él saltó y giró en el aire para incrustar su bota de cuero en la mejilla izquierda del Falecor que cayó al suelo ileso y recuperando la confianza al no percibir dolor. Se levantó y entonces cayó sobre él una lluvia de puñetazos, descendiendo y ascendiendo por su relleno torso produciendo un cosquilleo que causó una risita incontenible. Cuando se detuvo a tomar aliento el Falecor aprovechó y atacó con ambos puños pero Javos los esquivó agachándose y haciendo un voltereta hacia delante alzó su pierna izquierda que impactó contra una zona especialmente sensible, pero que también estaba protegida y no tuvo efecto. Después de una hora de extraordinaria coreografía Javos alzó la mano pidiendo un alto que por sorpresa fue aceptado por su rival.

- Tengo calor – dijo Javos – deja que me quite la camisa esta, el cuero queda de puta madre pero agobia.

- ¡Oye Javos! – Chilló Deverman que estaba sentado junto a Alfor – Ábreme una ventana al armario de las pipas que tengo hambre.

- Joder que pesado – dijo Javos tirando al suelo su camiseta y abriendo la ventana para su maestro.

Cuando se giró hacia el Falecor vio que este estaba con la boca abierta mirando su sudoroso torso musculazo.

- Mmmmm – expresó el Falecor – a ti te dejare vivir.

- Perdóname pero tu no eres mi genero de atracción sexual – dijo Javos – no te enfades.

- Tu tranquilo si no vas a aguantar mucho más contra mi.

Y entonces una nueva coreografía dio comienzo, pero el Falecor se equivocaba, Javos aguantó estoicamente ante él y durante tres horas continuó golpeándole sin dar tregua y sin se herido ni una sola vez, aquello no era nada comparado con la época en que Deverman le ató un elefante a cada extremidad y le obligaba a correr durante dos semanas seguidas recibiendo un puñetazo cada vez que se detenía, de ahí consiguió la increíble resistencia a los golpes, era lo único que podía hacer para poder descansar.

El Falecor no daba crédito a lo que veía y fruto de su sorpresa nació el olvido del sol, para cuando se percató el sol ya no era mas que un pequeño arco sobre el horizonte montañoso, entonces empezó a notar como su cuerpo se aligeraba y cuando el sol desapareció por completo el Falecor desapareció en medio de una repentina nube. Aprovechó la sorpresa y salió corriendo para esconderse en alguna parte pero Javos era más rápido que su nuevo y enclenque cuerpo y enseguida le dio alcance. Cuando se detuvieron Javos desenvaino su katana y apuntó al Falecor.

- Aquí se termina nuestro juego – dijo Javos – Ahora toca la venganza.

- Se os olvida algo – dijo el Falecor – yo puedo usar la magia.

Al oír eso Javos esbozó una tenue sonrisa que provocó un escalofrió que recorrió toda la espalda del Falecor.

- En otra vida no dejes que te estén golpeando durante cuatro horas – dijo Javos – puedes ser muy resistente pero no lo rechazas todo.

Entonces el Falecor miró su torso y el miedo se hizo uno con él, allí los en principio aleatorios golpes de Javos habían dejado unos morados que formaban un rudimentario sello supresor de magia.

- T… tú – balbuceó el Falecor – no puede ser, ¡No puedes haberme hecho esto!

Pero era demasiado tarde, el sol había desaparecido y aquel sello estaba grabado en su interior con su propia sangre, no podía hacerlo desaparecer, estaba perdido. Javos abrió un portal a su espalda y llamó a sus compañeros, cuando estuvieron junto a él Deverman cogió al Falecor por el brazo adivinando las intenciones de su pupilo.

- Bien Alfor – dijo Javos – es hora de recuperar tu honor.

Entonces Deverman empujó al Falecor por el portal y ellos tres fueron detrás saliendo en el poblado de Alfor donde la gente les miraba extrañados.

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