viernes, 17 de julio de 2009

risa

Un nuevo día de trabajo daba comienzo y Aitor estudiba los informes sobra su primer paciente. Llevaba unos pocos meses trabajando en el psiquiatrico Aires renovadores y aun no tenía muchos pacientes a su cargo, pero aquel expediente le llamaba especialmente la atención, todo el mundo había visto como el joven era condenado por el brutal asesinato de sus cinco amigos mientras estaban de acampada, pero debido a su peculiar comportamiento cuando fue encontrado y su versión de los hechos fue sentenciado a reclusión en un centro mental.
Aitor acabo de leer las transcripciones de las declaraciones vio que era casi la hora de su primera visita a Jorge y se dirigió a la sala donde le visitaría. Para llegar allí tubo que pasar por el ala este del segundo piso, allí tenían a los internos que necesitaban una fuerte medicación pero, a pesar de llevar ya unos años trabajando como psiquiatra, no acababa de acostumbrarse a ver a todas aquellas personas recluidas con la mirada perdida sin poder ser conscientes de nada de lo que les rodea.
Cuando por fin dejó el ala este para entrar en la norte ya volvía a estar completamente centrado en su paciente, deseando poder ayudarle y superar su primer gran reto. Al entrar en la sala dos enfermeros se estaban asegurando de haber sujetado bien al interno en su silla, a pesar de no haber causado en más minimo problema desde su detención se le consideraba altamente peligroso. Una vez dieron su visto bueno a las sujeciones salieron cerrando la puerta pero uno de ellos se quedó junto a esta por si Jorge conseguía liberarse de sus ataduras.
Aitor dejó los papeles en la mesa y del bolsillo derecho de su bata sacó una grabadora que colocó junto al expediente de su paciente a la vez que la encendía mientras tomaba asiento.
- Hola Jorge – dijo – soy el Dr Aitor Sanchez y estoy aquí para que juntos consigamos que puedas mejorar.
Como unica reacción Jorge echó la cabeza hacia atrás y dejo ir una risita.
- ¿Que te hace gracia? – pregunto Aitor.
- No lo se – contestó – digamelo usted.
- Veras Jorge – empezó Aitor – hay un motivo por el que estas aquí, y yo no te puedo ayudar si tú no me explicas que te ocurrió, que te llevó a hacer aquello.
Al mencionar eso una expresión sombría se adueño del rostro de Jorge quien se mantuvo callado un rato con la mirada perdida hasta que finalmente fijo sus ojos en los de Aitor.
- Yo no hice nada – dijo – fue aquel niñ... aquella bestia.
Despues de decir eso no quiso hablar más durante el resto de la sesión y su silencio se mantubo durante el resto de la semana. En el primer mes Aitor no consiguió que jorge dijera más de dos palbras seguidas, siempre para evadirse o dar largas a las preguntas de su psiquiatra. Aitor sabía que la estancia de jorge allí no era muy agradable, él aún no había autorizado el uso de medicamentos en su paciente, por lo que Jorge vivía bajo un yugo de inmobilidad constante, pero Aitor necesitaba oir palabras lucidas que le explicaran que pasó aquella noche de montaña.
Finalmente Jorge cedió, Aitor no estaba orgulloso de chantagearle con tener un minimo de mobilidad, pero la obstinación que había mostrado Jorge durante aquel mes y medio le hizo replantearse la hipotesis de la esquizofrenia, pues no se justificaba a si mismo, negaba una y otra vez ser el autor de aquellas muertes.
- Bien Jorge – dijo Aitor - ¿Por que no me cuentas que pasó aquella noche?
- Aquella noche... – empezó Jorge – estabamos en una de las zonas del bosque habilitadas para acampar. Estaba siendo una noche fantastica, hacía tiempo que no podiamos escaparnos todos juntos para pasar una noche solos disfrutando. Aquellas cervezas sabían a gloria junto al fuego, pero entonces...


Los cinco amigos estaban en circulo frente a la hoguera, una notable cantidad de cervezas yacía entre ellos y sus risas rompian el silencio del bosque. Aunque era verano una fresca y agradable brisa cruzaba la montaña crendo un contraste con el calor del fuego que hacía que ellos se sintieran en la gloria. Ivan abrió la nevera pero vio que sus reserbas se habían acabado y se levantó para ir a buscar la otra nevera de playa que habían llevado, pero a mitad de camino entre la hoguera y las tiendas de campaña se detuvo de repente, creía haber oido unos pasos detras de sus tiendas pero pens oque eran imaginaciones suyas, así que continuó avanzando, pero antes de llegar volvió a oir el mismo sonido y llamó a sus compañeros.
- Ei tios – dijo – he oido pasos aquí detrás, creo que hay alguien.
- Si claro – le contesto Carlos – es la chica ideal de Alberto que le a venido a buscar hasta aquí.
- Seras hijo de puta – rió Alberto tirando una de sus latas vacias contra su amigo.
- Bueno que se le va a hacer – dijo entonces Juan – vayamos a ver que le ha asustado.
Cuando los cinco estuvieron juntos miraron un rato entre los arboles que habían cerca de las tiendas pero no vieron nada y Ivan recibió una comica reprimenda por su mentira asustadiza, pero cuando volvieron al claro Jorge se detuvo de golpe y los demás miraron hacia la hogera y allí vieron a un niño que vestía un camison blanco que le llegaba hasta los tobillos.
- Veis como había alguien por aquí – dijo Ivan.
- ¿de donde a salido este chaval? – preguntó Alberto.
- Por esta zona hay unos cuantos claros como este para que la gente venga a acampar – dijo Juan – puede que se haya perdido de uno de esos.
Dicho esto Juan se acercó al niño y se pusó en cuclillas frente a él para quedar a su altura y el niño sonrió mirandole.
- Hola chico ¿como te llamas? – preguntó, pero al no recibir respuesta lo volvió a intentar - ¿que te has perdido? ¿esta tu familia acampando cerca?
Pero el niño no contestaba, simplemente estaba allí de pie sonriendo. Juan no sabía que hacer cuando el chico levantó el brazo para tocar el pendiente que colgaba de la oreja izquierda de Juan.
- ¿Te gusta? – le preguntó este - ¿Sabes quien es lobezno? Este pendiente es una lagrima suya, más dura que el acero.
- Ya esta otra vez con la tonteria – dijo Carlos.
- Si pero esa tonteria hizo que Victoria este con él.
- ¿Os jode eh? – se pitorreo Juan mirando hacia sus compañeros.
Cuando se volvió para mirar de nuevo al niño este cogió su pendiente con el indice y el pulgar derechos y se lo arrancó desgarrandole la oreja a la vez que Juan chillava a causa del dolor y, sin preocuparse de que fuera un niño lanzó el puño contra su cara pero el niño fue más rapido y utilizó la punta del pendiente para perforar la yugular de Juan que cayó hacia atras sintiendo como el frio se apoderaba de él.
Sus compañeros vieron horrorizados como su amigo caía al suelo perdiendo una peligrosa cantidad de sangre y corrieron hacia él, mientras Jorge y Albeto se tiraban junto a Juan intentando frenar la hemorragia con sus manos Ivan y Carlos saltaron sobre el niño, quien se deshizo de ellos con una fuerza sobrehumana, pero Carlos sacó la navaja que llevaba en su bolsillo y la introdujo en el pecho de aquel niño a la altura del corazon que hizo que cayera a plomo contra el suelo.
- ¡Miera! ¡Joder Juan! ¡aguanta! – chillava jorge apretando la herida del cuello de su amigo.
- ¡No! Puta ¡No! – lloraba Alberto mientras miraba a Jorge junto a su amigo - ¡Jorge para de una puta vez!
- Nononononono ¡No! – chilló Jorge de nuevo mientras las lagrmias empezaban a recorrer su rostro – esto no es verdad, no.
Los cuatro amigos empezaba na llorar la perdida de su amigo cuando Ivan soltó un extraño suspiro y cayó de rodillas antes de desplomarse en el suelo con la navaja de Carlos clavada en su espalda. Sus compañeros miraron aterrados como el niño soltaba una risita tan infantil que no podía proceder de aquello que tenían delante, aunque el cuerpo era el mismo, su cara era diferente, sus ojos se habían vuelto de un extraño color plateado ausente de brillo rodeados por dos intensas fosas negras, donde había estado su nariz se habrian dos extraños agujeros seguidos de una boca sin labios llena de unos amarillentos dientes afillados y su piel había adquirido un extraño color gris blanquezino.
Alberto se alzó y salió corriendo hacia el bosque, aquello no podía ser real, aquello no era más que una pesadilla, pero cuando estaba a punto de internarse entre los arboles el extraño niño le cortó el paso y antes de que Alverto reaccionara le partió el cuello de modo que su cara miraba hacia los amigo que estaba na su espalda. Entonces Carlos haciendo acopio de todo su valor cogió su navaja del cuerpo de su amigo y volvió a lanzarse contra el ser que había acabado con sus amigos, pero sin saber como se encontró con la dentadura del niño desgarrandole la parte derecha de su cuerpo antes de caer el suelo por última vez.
Jorge había observado todo esto incapaz de moverse, se había quedado arrodillado junto a los cadaveres de Juan e Ivan creyendose dormido, inmerso en la pesadilla más real que había tenido en su vida, pero cuando el niño avanzó hacia él dejando escapar otra de aquellas risitas tan irreales su cuerpo se movió por si solo, gateando de espaldas en un vano intento de escapar de alli con vida.
El niño ya estaba casi a su altura cuando la mano izquiera de Jorge tocó uno de los troncos que alimentaban la hoguera y en un acto reflejo lo agarró con fuerza y lo agitó frente e él esperando que eso le protegiera de aquel monstruo con cuerpo de niño, pero este continuo avanzando como si nada y jorge agitó con más velocidad el tronco que se le escapó de la mano, pero la suerte quiso que este impactara contra el cuerpo del niño y su camison empezó a arder y con un terrorifico rugido se desvaneció como si nunca hubiera estado allí.
A la mañana siguiente unos excuerionistas se encontraron con aquella macabra escena donde cuatro jovenes yacían muertos y un quinto permanecía sentado, inclinado hacia atras apoyado sobre su brazo derecho con la mirada perdida y llena de lagrimas. Cuando llegó un vehiculo policial para comprovar la información se quedaron sobrecogidos y detubieron a Jorge como sospecho del asesinato de sus amigos y, cuando arrancaro nel vehiculo para llevarlo a comisaria Jorge oyó una risita infantil que le sacó de su estado de shock y, al mirar atras, vio la figura de un niño vestido con un camison blanco que cruzaba el camino corriendo para perderse entre los arboles.



- el resto ya lo sabe – dijo Jorge.
- pero – suspiro Aitor – ¿no ves que eso que me estas explicando es imposible?
- Ya sabía que no lo creeria, nadie lo hace.
- ¿sabes? – empezó Aitor – creo que tu mismo te has inventado esa historia para así poder exculparte de lo sucedido con tus compañeros, pero hasta que no aceptes eso no podremos empezar a abanzar.
- Diga lo que quiera – dijo Jorge resignado – yo se lo que vi, joder ¡Yo se porque coño no puedo dormir!
- Jorge – dijo Aitor – estoy dispuesto a hacer lo que haga falta para ayudarte, así que pasré una noche en el mismo lugar que tú y dejare la grabadora para que veas que allí no vive ningun espiritu maligno o extraña criatura.
- ¡No! – chilló Jorge luchando contra sus amarres - ¡No Doctor! ¡No vaya allí! ¡No lo haga!
- Tranquilo Jorge, mañana empezaremos el tratamiento y veras como todo ira mejor.
Aitor salió de la sala y Jorge no volvió a verlo nunca más. Cuando se cumplió el plazo para denunciar su desaparición empezaron a investigar y al hablar con jorge fueron hata el claro donde Aitor dij oque pasaria la noche, alli solo encotraron una tienda de capaña vacía, los restos de una hoguera consumida y una grabadora. “Hola Jorge, estoy en el claro donde acampasteis y ahora voy a ponerme a dormir, mañana escucharemos esto juntos” a partir de ahi no se escuchaba nada salvo la repiración de Aitor hasta que antes de cortarse se podía oir una extraña sonrisa infantil.

1 comentario:

Javi dijo...

pero seria interesante ver como se trauma con las 2 XD